Einstein: La influencia de sus ideas para mejorar el mundo

Abstract
El pensamiento científico, filosófico y humanista de Albert Einstein (1879–1955) podemos conocerlo por su legado y crónicas. Resulta un pudoroso desafío como estudiante universitario interpretar al genio icónico del siglo XX proyectando su pensamiento sobre cómo el hombre puede cambiar la forma de vivir y actuar en el mundo.
Para hallar una síntesis entre dos generaciones que transitan en límite entre dos siglos, he recurrido a confrontarlas con lecturas y diálogos revisionistas con mi padre. Pretendo que este modo de trabajo ayude a interpretar la influencia contemporánea recibida desde la cosmovisión de Einstein.
Mi único contacto y diálogo personal con un Premio Nobel (HUJI) fue con el Prof. Dr. Robert Aumann (Teoría de los Juegos/2005) convocado para una conferencia en la Bolsa de Comercio de Rosario, Argentina, en noviembre de 2009 por el Grupo Financiero Rosental.
En 1934 en su libro “El mundo tal como yo lo veo”, Einstein fija las bases de su pensamiento. Este texto se complementa con una serie de frases muy difundidas de gran contenido ético y definiciones reflexivas apropiadas para el trabajo de esta competencia.
El genial físico en su paso por Argentina, escribió algunos artículos para el diario La Prensa, en uno de ellos, Einstein anticipaba su deseo de transmitir su visión del mundo como testimonio de sus pensamientos. Cuando aparece este libro (Einstein, Premio Nobel de Física 1921) ya había expandido su influencia en Argentina con una serie de conferencias entre el 24 de marzo y el 24 de abril de 1925.
Llegó a Buenos Aires a los 46 años residiendo en el seno de la influyente familia Wasserman. No quedan testigos presenciales de aquellos trascendentes eventos, sólo fotos y artículos periodísticos testimoniales como parte de la difusión de sus ideales.
Sus conferencias en el país y en el mundo, dejaron huellas en políticos, gobernantes, decanos, intelectuales científicos y estudiantes. Sus ideas influyeron en la política internacional, filosofía, artes y ciencias. En éstas particularmente, en los campos de la electrónica, la energía, los láseres, en las teorías de unificación, los aceleradores de partículas, los entrelazamientos cuánticos, todas investigaciones que forman capítulos desafiantes del conocimiento en el siglo XXI.
Su pensamiento escrito
Ante el avance del Nazismo Einstein abandona Alemania en 1932 rumbo a EEUU. Dos años después se edita su libro sobre la visión del mundo en ese tiempo. Einstein como filósofo, se entiende en su significado moderno como un positivista lógico, siendo un hombre a quien interesan las bases del conocimiento. Ha dado claridad a sus conceptos científicos fundamentales considerando a la ciencia una creación de la mente, una libre invención humana. El rasgo más característico de su obra es la originalidad, la obstinación, junto a la capacidad de recorrer un camino solitario durante años basado en el pensamiento y la interpretación.
En el texto de su libro sobre su visión del mundo y a pesar del empeño humano, Einstein se lamenta del corto paso por la vida hacia la muerte sin saber en ese lapso su propósito esencial. Reflexiona sobre el absurdo de la búsqueda del significado y objeto de la vida. Define que estamos relacionados con personas y grupos conocidos o no, vivos y muertos, de los cuales depende nuestra felicidad, trabajo y destino. Establece una cotidianeidad humana reflexiva en dos espacios del ser, uno propio interior y otro exterior recibido de terceros por los cuales esforzarse. Dice que la existencia misma consume desproporcionadamente el trabajo de otros. Einstein, no justifica la diferencia de clases más aún si está originada por la fuerza. Prefiere y aconseja una vida de búsqueda, sencilla y modesta. Descree de la libertad humana en términos filosóficos ya que está sometida a presiones exteriores e interiores que la modifican periódicamente. Destaca como revelador el pensamiento de Schopenhauer que para él fue guía en las adversidades de su vida y de su aprendizaje de la tolerancia y lo cita: “Un hombre puede hacer lo que quiera, pero no querer lo que quiera”. Einstein dice que comprender mitiga la seriedad, el peso de responsabilidades, y asigna al humor un sitio significativo del cual él mismo hizo gala en ocurrentes respuestas públicas y fotografías de sí mismo. Expresa que son los ideales los que determinan la dirección de esfuerzos y juicios, rescatando para sí como supremos los ideales de belleza, bondad y verdad. Establece que la vida humana es vacía sino es compartida por la comunidad, sin el mundo objetivo, sin la quimera inalcanzable de la perfección de las artes y las ciencias. Finalmente desprecia la desmesura de las posesiones, la vanidad del éxito público, y el lujo.
Curiosamente Einstein en su libro puntualiza una serie de principios en los que cree profundamente y utiliza términos como “justicia social”, “responsabilidad social”, “pan-europeísmo”, realidades anticipadas para su época. El sabio, ve su propia vida con la personalidad de un “viajero solitario” sin aferrarse a un país, casa, amigos y familia inmediata.
Desde el punto de vista político, Einstein era partidario de las democracias, del individuo, contrario a las idolatrías y a los ídolos. Él mismo se hace una autocrítica en este sentido, por la posición de admiración que mundialmente se le asigna en función las pocas ideas que ha logrado relacionar en su búsqueda incesante por el conocimiento. Es consciente y así lo trasmite, que una sociedad logra sus objetivos cuando alguien elegido por la sociedad piensa, dirige y asume responsabilidades sin imperio de la fuerza o coerción y agrega que las autocracias se degeneran, promoviendo hombres pícaros de baja moral que transforman a sus pueblos en “rebaños” como sucedía en aquellos tiempos en Italia y Rusia. Atribuía a Europa en general, una falta de estabilidad en sus gobiernos, en contraposición creía en la democracia de Estados Unidos, en la continuidad de su sistema presidencialista con poder y de tiempo de ejercicio acotado. Einstein, agrega que el espectáculo humano no es el “estado político” que crea “rebaños” de sentimientos y pensamientos sino que el espectáculo es el individuo en sí en su libre albedrío, rescatando su personalidad curiosa, creativa en su eterna búsqueda de lo sublime. Por otra parte advierte que lo peor de la “vida de rebaño” es el sistema militar con sus exhibiciones de fuerza y organización a las que “aborrece” asignándole carácter de un “espectáculo para descerebrados”. Considera abominable el patriotismo exacerbado, el culto heroico y la violencia insensata. Einstein utiliza términos de inusual dureza cuando se refiere al sistema militar junto con la guerra, a la que califica de “repugnante absurdo”, con acciones “viles y despreciables” incluso escribe en primera persona… “¡Con que pasión lo odio!” Amplía luego su desagrado prefiriendo una muerte dolorosa antes de formar parte de algo tan abominable.
Einstein cree en el individuo y en el género humano, luego hace una fuerte crítica a los intereses políticos y económicos que actúan a través de centros de enseñanza y de la prensa, influyendo en el sentido común de la gente, promoviendo aventuras políticas y militares. Otros influyentes pensadores contemporáneos como Sartre eran coincidentes en reflexionar sobre ideas del ser, la libertad y la no violencia. Sartre, en una famosa frase resumió: “La violencia, sea cual sea la forma que se manifieste es un fracaso”. Einstein en su comprometida mirada global admiraba particularmente a Gandhi como pacifista y pensador, quedando registrado en cartas personales y fotografías de esos encuentros. Por otra parte, en cartas fechadas en 1932, Einstein también trata el tema de la violencia con Freud, al que consulta sobre la guerra entre naciones, las guerras civiles, junto a la pulsión de los factores de odios propios del hombre y de cuestiones sociales que las originan.
En otro segmento de su libro, referido a su amor por las ciencias en relación al hombre, describe que la experiencia más hermosa y cercana de los individuos, es el misterio como una emoción fundamental, que ese es el origen creativo de las artes y las ciencias. Considera muerta a la persona que no pueda admirar, maravillarse, sentir asombro del sinfín misterioso que nos rodea.
Referido a las religiones, Einstein las cree fundadas en misterio y el miedo así como la certeza utópica que existe algo que nunca podremos alcanzar con la razón más profunda. Él se define religioso pero sólo en su creencia de lo inalcanzable de la razón y la belleza. No cree en un Dios de recompensas y castigos con voluntad similar al pensamiento humano, tampoco puede, ni quiere imaginar a alguien que sobreviva a su propia muerte. Con cierta ironía, aconseja que dejemos a las almas débiles que por miedo o por egoísmo se complazcan con esas ideas.
Einstein concluye sintiéndose satisfecho por su asombro frente al misterio eterno de la vida, con la satisfacción de haber podido vislumbrar una pequeña parte del mundo real en el que se manifiesta la naturaleza.
Legado de Einstein en el siglo XXI
A Einstein se lo considera el padre de la Bomba Atómica, ya que la historia moderna del desarrollo de la energía atómica comienza con su famosa relación entre masa y energía. Sin embargo, Einstein que siente desprecio por la violencia y las guerras, queda atrapado en la historia dentro de su siglo y de sus propios principios ante el avance científico y militar alemán. Recordemos que Alemania invade Polonia en septiembre de 1939 iniciando la Segunda Guerra Mundial. El mundo interno y externo que describía en su libro cinco años atrás, entra en conflicto comienza a sentirse atormentado por la responsabilidad de su liderazgo que lo obligan a tomar una decisión paradojal. La celeridad de los acontecimientos de guerra lo impulsan a enviar la famosa carta del 2 Agosto de 1939 al Presidente Roosevelt, donde dice: “En el curso de los últimos cuatro meses se ha hecho probable -a través del trabajo de Loiot en Francia así como de Fermi y Szilard en los Estados Unidos- el inicio de una reacción nuclear en cadena en una gran masa de uranio” (…) “Este nuevo fenómeno podría ser llevado a la construcción de bombas, y es concebible -pienso que inevitable- que puedan ser construidas bombas de un nuevo tipo extremadamente poderosas”. Luego aconseja “Acelerar el trabajo experimental, que en estos momentos se efectúa con presupuestos limitados de los laboratorios de las universidades, con el suministro de fondos. Si esos fondos fueran necesarios con contactos con personas privadas que estuvieran dispuestas a hacer contribuciones para esta causa, y tal vez obteniendo cooperación de laboratorios industriales que tuvieran el equipo necesario”.
En el siglo XXI lo más destacado del legado ideológico de Einstein, es la comprensión de la inviabilidad para la vida planetaria del uso militar del armamentismo nuclear, genialmente sintetizada en su frase: “No sé cómo será la III Guerra Mundial, pero sí la IV, que será con palos y piedras”.
El siglo XX dejó como saldo unos 100 millones de muertos con dos guerras mundiales y varias guerras regionales junto con el horror de los efectos devastadores del holocausto nuclear en Japón. El planeta, la frágil nave en la que vivimos, que alimenta y transporta a todos dentro del universo, es agredido por nosotros mismos, en una escala que afecta su equilibrio sustentable: medioambiente ,superpoblación, recursos naturales, refugiados, agua, alimentación, guerras, energía, calentamiento global, analfabetismo, tecnologías, concentración de la riqueza, etc. La población desde que Einstein nació, aumentó de 1.700 millones a 7.500 millones; la presión sobre las demandas al planeta de medioambiente y recursos se incrementaron en esa escala con límites peligrosos. La estructura política y militar de la guerra fría bipolar cambió en el siglo XXI hacia un mundo multipolar, ahora con fuerte presencia de China en la disputa con EEUU del liderazgo global y del espacio exterior. El panorama global actual, presentaconflictos políticos regionalizados de tipo: estratégicos, religiosos, terroristas, narcotráfico, energéticos y belicistas de equilibrio inestable. La riqueza de economía global avanza a favor de la concentración entre quienes detentan el conocimiento y la tecnología, comparados con los países poseedores de los recursos naturales. Nada de esto refiere a la visión de felicidad que sugieren los lazos de afinidad entre seres, sociedades, entre vivos y muertos, tampoco modestia y sencillez y responsabilidad de los líderes que reclama la visión de Einstein en su libro.
Einstein, con su Teoría Especial de la Relatividad, influyó con cambios en los campos de la epistemología y la psicología acerca de la objetividad o subjetividad de los puntos de vista, impulsando otras formas de pensar acerca de los procesos mentales involucrados en la percepción. Estas ideas también impactaron con fuerza en el arte: en el Cubismo con sus múltiples puntos de vista, en el Expresionismo con su visión subjetiva de la realidad de imágenes distorsionadas, en el Fauvismo eliminando las perspectivas, en el Surrealismo combinando realidad e irrealidad. Queda claro que la impronta del pensamiento de Einstein generó nuevas visiones en todos los campos del conocimiento, sin embargo dejó claro entre sus escritos que el libre albedrío inspirador, tiene autolimitaciones éticas. En este siglo el avance de la genética nos ha permitido profundizar en lo esencial del origen de lo humano y su codificación evolutiva. Einstein consideraba un absurdo buscar el significado u objeto de la vida humana, su sola presencia es su sentido y advertía que son los ideales los que condicionan el rumbo evolutivo de su existencia, destacando a los valores intangibles humanos como generadores esenciales de esa evolución.
Einstein se define como un demócrata, con gobernantes asumiendo sus responsabilidades, promueve el respeto a los individuos detestando a los ídolos, anticipa el Paneuropeísmo en medio de un mundo que se transformaba rápidamente al finalizar el siglo. Su propuesta se materializaría más adelante con la creación de Las Naciones Unidas 1945, la Unión Europea 1993 y el surgimiento de Bloques y Grupos de Países que discutirán estrategias conjuntas.
Efectivamente, el siglo XXI se transforma creando nuevos escenarios en base a cambios políticos y económicos globales luego de las dos guerras mundiales: EE UU abre el mercado de China. Surge la Glasnost, cae el Muro de Berlín y la URSS. Se inicia el Paneuropeísmo con la creación de la UE. África se desangra en guerras civiles, Sudáfrica finaliza el Apartheid, Latinoamérica termina con las dictaduras militares recuperando los gobiernos democráticos.
Curiosamente, Einstein que se define como un “viajero solitario”, considera como valores propios a promover otros conceptos políticos que se anticipan a su tiempo y se proyectan en este siglo, “Justicia social” y “Responsabilidad social”. La justicia social llega al presente con concepciones políticas diferentes : para el liberalismo, la justicia social está vinculada a la generación de oportunidades y a las iniciativas privadas, en cambio para el socialismo, así como para otros tipos de propuestas de izquierda, se centran en la intervención estatal para una mejor respuesta social. Por su parte, la Responsabilidad Social por la que aboga Einstein, está referida al compromiso que tiene un gobierno hacia otros o con las mismas sociedades a las que pertenecen, estas responsabilidades están expresadas en acuerdos internacionales de carácter ético como las Declaraciones de bioética de la UNESCO o la Universal Derechos Humanos de la UN. En una escala menor, este concepto se ha proyectado hoy en lo que se ha dado en llamar Responsabilidad Social Empresaria. Éstas son acciones corporativas que extienden las implicancias de su conducta institucional dentro del medio en la que actúa.
Einstein aborrecía y advertía sobre los sistemas autocráticos porque degeneran al perdurar en su afán de poder. Estos sistemas actualmente se extienden y persisten en Asia, Oriente Medio y Latinoamérica, generando conflictos políticos y bélicos regionales de alto riesgo cuando logran incidir en el plano internacional, especialmente cuando rozan la cuestión de desarrollo y/o negociados de poca transparencia con el tema nuclear bélico.
Einstein creía en el sistema democrático de EEUU al que reconoce por su importancia, permanencia y ejemplo. Sin embargo, Norteamérica con un sistema democrático estable y alternancia de partidos en el poder, en su liderazgo de gobierno, ingresa a este siglo muy condicionado a los intereses económicos de sus sectores dominantes. Sus consecuencias se expresan en los conflictos migratorios, los de asistencia social, los de terrorismo en su propio territorio, implicancias del narcotráfico en su sistema bancario y los desequilibrios financieros globales que generan sus prácticas políticas e intereses económicos.
Einstein aclamaba la liberalidad de EEUU que permite el desarrollo de las ideas pero comparaba que al contrario del europeo, desampara al individuo de una protección social ante la adversidad, conflictos sociales y étnicos, que continúan sin resolverse en la actualidad.
Einstein en sus escritos, contrapone el desarrollo individual y de cooperación como ámbito creativo de una nación contra las sociedades conducidas como “rebaños” a las que, por esa práctica, se les entorpecen sus pensamientos y sentimientos con políticas de fanatismos religiosos, masas exaltadas y populismos dependientes. Este tipo de conducciones políticas, que Einstein rechazaba, continúan y se han extendido hasta el presente, demostrando la tragedia sobre el modo que llevan sus pueblos a la crisis y la penuria.
Einstein dice “tengo una alta opinión del género humano” acusando a los intereses políticos y económicos que actúan a través de los medios de enseñanza y la prensa a “quebrar el sentido común de la gente”. Denunciaba en aquel entonces una práctica que se ha perfeccionado y que paradójicamente está influida por sus propios descubrimientos. En la electrónica influyó sobre los semiconductores, el GPS y la espinotrónica; en la energía sobre: el panel solar, la energía nuclear, la antimateria; sobre las tecnologías láser; sobre las teorías de la unificación electromagnética; sobre los aceleradores de partículas; sobre las propuestas de entrelazamientos cuánticos para: comunicación segura, teletransportación y ordenadores cuánticos.
El Siglo XXI, trajo con la evolución de las comunicaciones e informática el alcance mundial de los multimedios, la centralización de la información, y conductas masivas a modo de nuevos “rebaños” cautivos de la era digital. Se ha conectado a las gentes globalmente pero se ha aislado al individuo, dejando al hombre relacionado pero en soledad. Todas estas invenciones derivadas de la evolución técnica de la genialidad de sus teorías han generado conductas sociales, a las que Einstein criticaba, cuyas derivaciones él mismo no pudo imaginar ni anticipar.
Mensaje final y conclusión
Einstein finaliza su libro con un mensaje esencial para la identidad de la condición humana cuando dice: La experiencia interminable es el “misterio” que es la cuna de todo arte y ciencia en su eterna renovación. Cree en esencia originante de la admiración y el asombro de maravillarse frente a lo desconocido hechos que identifica como la chispa para iniciar una nueva búsqueda. A su muerte su propio cerebro fue la chispa para ser objeto estudio por la comunidad neurocientífica, se lo diseccionó en miles de piezas para analizarse por decenas de investigadores, quienes concluyeron que su excepcionalidad radicaba en la mayor densidad de neuronas y células gliales que rodeaban las neuronas con una morfología de mayor circunvolución, en zonas de percepción sensorial y corteza prefrontal, estableciéndose organizaciones anatómicas atípicas entre lo motor y lo conceptual. Einstein expresó claramente que “misterio” y “miedo” son la fuente de las creencias religiosas que por siempre desvelaran al hombre y las sintetizó en esta frase textual estableciendo un axioma definitivo. “La certeza que existe algo que nunca podemos alcanzar”.
Einstein enseñó al mundo sin rodeos que su religiosidad consistía en la impotencia de nunca llegar a la razón más profunda ni a la belleza más brillante. Mostró que descree de un Dios que piense en recompensas y castigos a modo de la voluntad humana, no podía ni quería imaginar a alguien que sobreviva a su muerte física, esa mística la dejó librada para los más débiles que por miedo o egoísmo puedan confortarse con esas ideas.
Einstein se dio por satisfecho con el misterio de la eternidad de la vida asumiendo con plena conciencia del esfuerzo de haber abarcado al menos, una parte muy pequeña de la razón de la naturaleza. Por su tarea no se hizo reproches personales ante las derivaciones de sus descubrimientos e influencia futura.
Bertrand Russel elaboró un documento llamado Manifiesto Russell-Einstein en 1955 sobre la peligrosidad de proliferación nuclear, Einstein lo firmó poco antes de su muerte el 18 de abril de ese año. La claridad, modestia y grandiosidad de la proyección de su pensamiento es indudablemente un legado a la humanidad y para los tiempos.
Este siglo recibe sus reflexiones en base al resultado de las decisiones tomadas en el anterior, incidiendo en los futuros posibles y probables de la humanidad, pero cuya suerte final forma parte de ese “misterio esencial” de las cosas. Sobre ellas, el sabio nos invitó a observarlas cada día con asombro participando, como él lo hizo, en alguna parte minúscula del orden natural que nos rodea y en el mundo que nos transporta por un universo colosal, asombroso, infinito y de destino desconocido. De modo poético, uso para finalizar, un fragmento de García Lorca resume la mirada del genio -. “Y el Tiempo se ha dormido para siempre en su torre. Nos engañan todos los relojes”.
Bibliografía
- El mundo tal como yo lo veo. Albert Einstein. Editorial Brontes 2012.
- Mi visión del mundo. Albert Einstein. Tusquets editores 2013.
- Carta de Einstein a Roosevelt. 1939.
- Carta de Einstein a Freud. 1932.
- Mi credo humanista. Albert Einstein. Ebooks.
- Mis creencias. Resumen artículos y conferencias. Albert Einstein. Ebooks. Frases y aforismos de Einstein. Artículos varios.
- Usar el Cerebro. Facundo Manes — Mateo Niro. Planeta 2014.